quiénes
somos
Nuestro camino nos ha enseñado a vivir intensamente, rodeados de naturaleza y mezclando la diversión con momentos mágicos. Valoramos infancias de manos sucias o ser adultos que no le tememos a unas rodillas raspadas; disfrutamos reconectar los unos con los otros y queremos vidas llenas de posibilidades.
Con esta visión de lo valioso, fundamos, en Venezuela, La Llanada: una compañía que trabaja creando experiencias inspiradoras con guaguancó, para que las personas crezcan hacia su mejor versión.
Desde 1994 hemos impulsado campamentos con educación experiencial y de impacto, experiencias para niños, jóvenes, familias y corporativos. Nuestras actividades logran la mezcla perfecta entre competencia sana, colaboración, aventura, un ambiente de confianza y mucha felicidad contagiosa. El resultado de ello: personas que se transforman y se conectan con lo básico, lo auténtico. La Llanada se ha convertido en tradición y familia.
Con el pasar de los años, nos dimos cuenta de que la vida que promovemos, una llena de multiculturalidad, naturaleza y diversión, merecía ser vivida por muchos más. Así, decidimos expandir fronteras, para que la gente chévere llegara a más rincones del mundo a llenarlo de eficiencia y guaguancó.
El esfuerzo, la pasión, el poder trasladar lo mejor de Venezuela ha sido de las oportunidades que más nos ha hecho crecer. Hoy La Llanada es lo que es gracias a nuestros equipos en Florida, Texas y Madrid. Ya sea ganándose un Camburito, un Naranjito, un Vaquerito o un Torito, miles de niños y familias se reconectan con lo mejor de sus raíces y cultura latina.
Sabemos que el camino recorrido ha sido uno lleno de éxitos, pero no nos quedamos ahí. Seguiremos abriendo caminos, nuevas experiencias inspiradoras con guaguancó y construyendo un futuro de legado.
La Llanada ha sido el lugar feliz de miles que han descubierto esa vida intensa y apasionada. Todos los años de experiencia nos ha permitido que lo mejor del mundo campamentil se traslade a equipos de trabajo que ahora se desafían juntos y a familias que se conectan. Cada amigo para la vida que consiguen con nosotros, cada momento memorable, cada crecimiento exponencial que viven es de las mejores retribuciones que tenemos.
Al final de cada experiencia volvemos a escuchar el: “Yo me quedo en La Llanada”, y sí que se quedan. Ya vamos a tres décadas quedándonos en La Llanada y La Llanada quedándose en nosotros.
nuestras sedes
nuestro
propósito
● guaguancó ●